Artículo original redactado por Lucía Corral Riocerezo publicado en Eres Mamá
La llegada de un nuevo miembro a la familia trae consigo alegría, dudas y retos. Los recién nacidos necesitan comer cada pocas horas, ya sea leche materna o leche de fórmula. Pero ¿en qué se diferencian estas leches?
Recomendaciones oficiales
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva y a demanda durante los primeros seis meses. Después de este tiempo, se recomienda introducir progresivamente otros alimentos mientras se mantiene la lactancia materna hasta los dos años o más.
Datos oficiales sobre la leche materna y la leche de fórmula
Un estudio del Journal of the American Dietetic Association analizó los cambios de actitud frente a la alimentación de los neonatos entre el año 1999 y el 2003. Los datos obtenidos mostraron que un 25 % de los encuestados consideraban la leche de fórmula tan buena como la leche materna. Este resultado suponía un aumento frente al 14 % que se registró en el mismo estudio en 1999.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, en España predomina la lactancia materna frente a la artificial o mixta durante los tres primeros meses de vida. La tendencia cambia a los seis meses, cuando solo el 24,72 % mantiene la lactancia natural. En este momento, gana popularidad la lactancia artificial, que representa el 61 % y la lactancia mixta con un 14 %. Este cambio, posiblemente, se deba a la incorporación de la mujer al entorno laboral.
Características de la leche materna
Se trata de un fluido vivo que cambia y se adapta a las necesidades del bebé. La leche de los primeros de días se conoce como calostro, y tiene un color amarillo. Esta leche contiene todo lo necesario para los primeros días. Después, el fluido pasa a ser más blanco, se produce en mayor cantidad y tiene una textura más ligera. Esta se conoce como leche madura.
La leche materna contiene todo lo necesario para el crecimiento del recién nacido. Además de aportar macronutrientes y micronutrientes, contiene otros compuestos que favorecen el desarrollo del sistema inmune del neonato.
Durante el periodo de lactancia, la madre puede comer de todo (a excepción de alcohol), y ha de considerar que sus necesidades calóricas siguen estando aumentadas, por lo que no es momento de realizar restricciones calóricas. Uno de los mayores miedos que suelen mostrar las lactantes que han de medicarse es si los fármacos afectan a la calidad de su leche. Existe una página web en la que consultar si la medicación es compatible con la lactancia.
Características de la leche de fórmula
La leche para lactantes contiene todo lo necesario para el crecimiento y desarrollo del recién nacido. Todas son seguras y están reguladas por el Reglamento (UE) N.º 609/2013.
En lo relativo a su composición, no existe una composición estándar; cada casa comercial tiene la suya propia. En general, tienen un mayor contenido en proteínas que la leche materna, y suelen contener mayor proporción de micronutrientes, como vitaminas y minerales. Esto sucede porque, pese a tener más cantidad de nutrientes, son menos biodisponibles por el cuerpo humano que los de la leche materna.
Por otro lado, uno de los inconvenientes de la lactancia artificial es que, en ocasiones, los bebés comen más de lo que necesitan. La razón tras esta afirmación es que el esfuerzo necesario para comer a través de una tetina es menor que el de succión del pecho materno. Aun así, cada bebé crece a su ritmo y hay que respetarlo.
¿Qué tener en cuenta a la hora de elegir una leche u otra?
La leche materna y la leche de fórmula se diferencian, sobre todo, en la cantidad y tipo de proteínas que aportan y en la forma en la que se aporta el hidrato de carbono, como se puede ver en la tabla.
A la hora de escoger una leche de fórmula hay que fijarse en tres cosas:
- La cantidad de proteína y la relación entre la caseína y la seroproteína, las dos proteínas principales de la leche.
- La forma en la que se aportan los hidratos de carbono. En la leche materna predomina la lactosa y así debería buscarse en la leche de fórmula. Además, hay que evitar jarabes o maltodextrinas en la composición de las leches artificiales.
- Las fuentes de grasas. El aceite de palma está presente en la leche materna y, pese a ser una elección poco sostenible, nutricionalmente es seguro.
Independientemente del método de lactancia escogido este ha de respetar estos pilares:
- Ambas han de ser exclusivas hasta los seis meses y a demanda.
- El ritmo viene marcado por el bebé.
- No hay que extrañarse de que unas veces tomen menos que otras y, sobre todo, no hay que forzarlos.
- Cada bebé sigue su propio ritmo de crecimiento.