El domingo 17 de mayo se conmemora el día mundial de la hipertensión arterial. La hipertensión arterial (HTA) es una enfermedad crónica que se considera un problema de salud pública importante en los países desarrollados.
Definición de hipertensión
La tensión arterial es la presión que soportan los vasos arteriales en el organismo. Esta presión es originada por el corazón al bombear sangre a través de las arterias desde donde se distribuye a todo el cuerpo. Cuando esta presión arterial es alta se conoce con el término hipertensión.
Las lecturas de la presión arterial generalmente se dan como dos números. El número superior se denomina presión arterial sistólica y el inferior presión arterial diastólica. Las cifras óptimas están en 120 mmHg y 80 mmHg. Según los criterios diagnósticos se considera hipertensión cuando los valores están por encima de 140 y 90 respectivamente.
Niveles elevados de tensión arterial se han relacionado con enfermedades cardiovasculares y renales. Por el contrario, niveles de hipotensión pueden causar mareos, debilidad o somnolencia, entre otros.
Prevalencia en España
Según el INE, en 2018 había 39.069,7 personas diagnosticadas de HTA en España. Además, el estudio Di@bet.es observó que el 42,6% de la población adulta española mayor de edad es hipertensa.
El objetivo del estudio Di@bet.es fue conocer la prevalencia de diabetes mellitus y otros factores de riesgo cardiovascular en población española. La muestra estuvo constituida por 5048 adultos a los que se realizó una entrevista y la medida de la tensión arterial. La prevalencia resultó ser mayor en varones (49,9%) que en mujeres (37,1%) y también fue superior en prediabéticos (67,9%) y diabéticos (79,4%).
Un diagnóstico precoz es fundamental. La hipertensión es uno de los principales factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares, como el infarto de miocardio, los accidentes vasculares cerebrales o la insuficiencia cardíaca.
Causas y factores de riesgo
La hipertensión está íntimamente relacionada con el estilo de vida. Una dieta pobre en frutas y verduras con predominio de alimentos precocinados ricos en sal y grasas saturadas se considera un factor de riesgo. Otros factores de riesgo relacionados con los hábitos de vida son el sedentarismo, el tabaquismo y el consumo de alcohol.
Además, a medida que se envejece aumenta la susceptibilidad a esta enfermedad ya que los vasos sanguíneos se vuelven más rígidos con la edad. La hipertensión puede estar asociada a otras enfermedades o incluso estar causada por un fármaco. En estos casos se conoce como hipertensión secundaria. Algún ejemplo de patologías que pueden derivar en hipertensión son la enfermedad renal crónica o la preeclampsia.
Tratamiento
El principal objetivo del tratamiento es mantener los niveles de tensión constantes y bajos para evitar las complicaciones asociadas de las que se ha hablado anteriormente. Existen dos estrategias fundamentales para el control de la hipertensión: los cambios en el estilo de vida y la terapia farmacológica. Actualmente, los fármacos son la terapia más demandada a pesar de que no debería suplantar los cambios de hábitos.
Recomendaciones nutricionales para la hipertensión
Como se ha dicho en el punto anterior el estilo de vida, en el que se engloba la alimentación, tiene un papel crucial en el manejo de la hipertensión. De hecho, un buen abordaje nutricional podría mejorar los niveles de tensión a expensas del tratamiento farmacológico.
Existe un patrón dietético denominado DASH “Dietary Aproach to Hypertension”. Esta dieta se utiliza en el manejo de la HTA y ha demostrado tan buenos resultados como algunas terapias farmacológicas. Consiste en aumentar el consumo de alimentos como frutas, verduras, cereales integrales, carnes magras, frutos secos, fibra y pescado y disminuir el consumo de grasas saturadas, trans, colesterol y sal. Esta dieta es rica en minerales como el calcio, magnesio y potasio.
En general, los pacientes con hipertensión han de elegir alimentos con un contenido bajo en sal. Las fuentes principales de sodio de la dieta son la sal de mesa y el pan blanco. Además, los productos industriales, precocinados, sazonados, conservas, galletas, embutidos, pastelería, sopas, salsas, postres y cremas también suelen tener un contenido elevado en sodio. Aquí radica la importancia del etiquetado nutricional.
Son alimentos ricos en sodio aquellos que contienen más de 1.25 gr de sal por cada 100 gramos de producto. Si la etiqueta nos da el contenido en sodio, habrá que utilizar el factor de conversión: sal = sodio x 2,5.
Por otro lado, en pacientes hipertensos con sobrepeso u obesidad la recomendación fundamental es la pérdida de peso. Se ha demostrado que la pérdida de peso es tan eficiente como la reducción de la ingesta de sodio. También se ha observado la importancia de evitar el consumo de bebidas alcohólicas, mejorando así los niveles de tensión arterial
En NutreBurgos abogamos por la reeducación nutricional para mejorar los niveles de tensión arterial. Teniendo siempre en cuenta la opinión médica así como la enfermedad de base.