La semana pasada lanzamos una pregunta por redes sociales, ¿cuál es la diferencia entre hacer deporte y ser deportista? Porque no, no es lo mismo
En NutreBurgos somos conscientes de que la salud es un todo en el que se engloban otras profesiones sanitarias. Por eso, para la entrada del blog de hoy hemos contado con Marina de la Rocha y Alfonso Nérida. Ambos son técnicos superiores de actividades físicodeportivas, graduados en ciencias de la actividad física del deporte y han realizado un máster en educación.
Conceptos básicos
Antes de saber si se es deportista o sólo hace deporte, es importante aclarar estas expresiones. El error más común es confundir estos términos, por eso hay que diferenciar entre actividad física, ejercicio y deporte.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) estas son las definiciones:
- Se considera actividad física cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que exija gasto de energía. Es decir que el sólo hecho de moverse para barrer, lavar el baño, sentarse o jugar con tu perro.
- Ahora bien, cuando se habla de ejercicio, se trata de la actividad física planificada, estructurada y repetitiva que busca un fin como mejorar la condición física de la persona y estar más saludable. Un ejemplo de hacer ejercicio es la caminata diaria durante un determinado tiempo, hacer una o dos horas de gimnasio, o hacer una ruta en bicicleta.
- Finalmente, cuando se trata de practicar deporte se refiere a la actividad física especializada, con un carácter competitivo que requiere un entrenamiento físico diario y que está reglamentado. Es aquí cuando se habla de entrenar en un equipo de fútbol, correr varias horas durante la semana para participar en una maratón, tener una rutina de natación para prepararse para una competición, etc.
Diferencias entre ser deportista y hacer deporte
Habitualmente se realiza actividad física de forma casi involuntaria (levantarse de la cama o bajar las escaleras ya se considera actividad física), lo que le diferencia del ejercicio es el planear la actividad que se va a llevar a cabo.
Cuando se utiliza el término "hacer ejercicio" significa que se practica de manera continua o intermitente pero no con un calendario específico de entrenamientos. Se puede no realizar siempre la misma actividad y sin tener la necesidad de establecer unos horarios fijos para ello.
Por ejemplo, "salgo a correr 2 días a la semana y hago rutinas de ejercicio en mi casa, pero no tengo unos horarios establecidos para realizar estas actividades. En este caso hay días que salgo a correr a las 8 de la tarde y otros días a la 1 del mediodía. Si un día no me apetece hacer la rutina de ejercicios me la salto. Hay veces que quedo para jugar al pádel con mis amigos o me voy al rocódromo".
Sin embargo, el practicar un deporte incluye una rutina controlada y supervisada. Esta planificación normalmente va acompañada de una dieta y tiene como fin último la competición. La mentalidad de un deportista está centrada en conseguir los objetivos propuestos para esa temporada, siendo siempre los entrenamientos su prioridad. No puede saltarse ningún entrenamiento y tiene que estar psicológicamente preparado para ello.
El deportista se centra en tres aspectos fundamentales: el físico, el psicológico y el nutricional. El equilibrio de estos tres ejes son imprescindibles para el desarrollo profesional del deportista.
Conclusiones
Autoridades sanitarias como la ACSM (American College of Sports Medicine) recomiendan: “acumular al menos 30 minutos de ejercicio al día a una intensidad moderada, todos o casi todos los días de la semana”. Por lo tanto, hay que conseguir realizar ejercicio físico todas las semanas o practicar algún deporte.
Lo importante es recordar todos los beneficios que se obtienen de la práctica regular de ejercicio. A parte de sentirse bien con uno mismo, se reduce el riesgo de sufrir varias patologías como el cáncer de cólon o pecho, hipertensión, obesidad, osteoporosis, depresión o ansiedad, entre otras.